domingo, 31 de octubre de 2010

¿Por qué la E.F. puede no resultar educativa? ¿Por qué sí puede serlo?

Después de escribir el ensayo sobre ¿Qué es lo que hace realmente educativas a las artes marciales? Me gustaría abordar este otro, centrándome en tres perspectivas en contra de que la E.F. sea educativa: el recreacionismo y el racionalismo.
Revisando los apuntes del 27 de Octubre, veo algunas perspectivas en contra de que la educación física sea educativa. Analizando el recreacionismo, argumento en el que se pueden escudar algunos para justificarse, alegando que en la escuela es inconcebible que se asista para jugar, pues jugar ya se puede hacer en otros sitios, me gustaría mostrar otro argumento semejante, igual de absurdo. Una vez los niños saben leer, ¿porqué no se les entregan los apuntes y el material didáctico para que lo estudien en casa? ¿si saben leer, porque van a la escuela a que un profesor les explique una lección de historia que ya está en los libros? ¿o de biología, o de lengua y literatura? Con una tutoría semanal para resolver dudas o una dirección de correo electrónico se podría solucionar el resto. Sin embargo como la educación física tiene una gran ventaja metodológica en sus manos, que es ese aspecto lúdico y la catarsis que genera su práctica, se obstinan en negar que una actividad de disfrute tan evidente pueda ser pedagógica. Lo que por otra parte no hace otra cosa que reafirmar con numerosos estudios de investigación, que esta forma de trabajar es mucho más eficaz dado el compromiso y la implicación del educando, y es más, estos juegos ofrecen otra gran ventaja y es que se pueden adaptar y modificar para conseguir el objetivo buscado, ya sea trabajar la resistencia, la fuerza o la flexibilidad, o la cooperación, mejorar un gesto técnico o servir de calentamiento para otras actividades posteriores. Ahora bien, esto no significa que cualquier juego sea educativo, de hecho los juegos para que lo sean tienen que darse en las condiciones adecuadas, respetando el espacio, el compromiso motor de los alumnos, otorgando igualdad de oportunidades (para que no haya exclusiones entre ellos) y seleccionar bien los objetivos  y al fin y al cabo hacer que se cumplan. Un ejemplo, si les decimos a los chavales que el objetivo de un juego cooperativo es anotar el mayor número de tantos posibles cada uno, el juego dejará de ser cooperativo y por lo tanto, su planteamiento, y la forma en que se desarrolla el juego, tampoco serán educativas.
En cuanto al racionalismo, Peters y Arnorld son dos de sus representantes más conocidos, Peters cita como actividades valiosas aquellas con contenido cognitivo y capaz de ilustrar otras áreas de la vida (comprensión del mundo, felicidad, virtud moral…)
Pero esta visión  en contra de la educación física como actividad educativa, tampoco tiene mucha base científica, pues conocer como funciona nuestro cuerpo nos posibilita desarrollarnos correctamente física y mentalmente. Entender los procesos que ocurren en nuestro cuerpo concierne a la biología y a la fisiología, pero cuando se aplica el movimiento, esto pasa a concernir a la educación física también, incluso en reposo, tras el entrenamiento, saber porqué es bueno estirar y cuando debe realizarse, o porqué aparece la fatiga tras un ejercicio intenso.
Arnold en cambio manifiesta desde una postura más utilitarista que la ausencia de buena forma física puede obstaculizar la posibilidad de una vida racional en su libro educación física movimiento y currículum.
En definitiva si el contexto en el que educamos no es apropiado pare ello, no estaremos nunca educando, y puede ser que no haya educación, o incluso puede ser que haya mala educación. Esto dependerá de los objetivos marcados, los valores desarrollados, los métodos de enseñanza y aprendizaje, la motivación hacia la tarea de los educandos, del clima educacional y el modo de enseñar del profesor. Por lo tanto como ya decíamos, la educación física tiene un potencial educativo muy alto, pero hay que desarrollarlo y aprovecharlo correctamente para que llegue a serlo.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo en el potencial educativo de la EF. Pero sigo pensando que nos cuesta dar respuestas precisas al respecto. En eso estamos.

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